No obstante
No obstante las
intenciones, los hechos siguen robando el tiempo.
Lo que en la
intimidad de la noche creemos como válido, en la claridad del día se diluye con
los sueños.
Queremos creer
que no les tememos a la muerte ni al futuro porque elegimos creer ciegamente en
las oraciones y las promesas falsas.
Si acaso
pudiéramos alterar el orden de estas cosas, nuestras cosas, las que aparecen
como fantasmas o sueños incumplidos.
Si prolongáramos
para siempre la intimidad de la noche de las almas.
Las intenciones
son buenas. Los hechos ocurren.
Decidir la
ocurrencia de las intenciones debería ser el hecho concreto, el primario, el
inicial.
Luego
descubriríamos el futuro y la muerte. Porque ya no les temeríamos.
No se teme lo que
no existe.
Todo el mundo lo
sabe. Pero todo el mundo prefiere dormir la intimidad de la noche. Todo el
mundo pretende diluir la claridad del día con los sueños, con las oraciones,
con las promesas falsas, con la muerte. Ahora y a futuro.
No obstante las
intenciones.
No obstante lo
que sabe que sí existe.
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