Ayer, 25 de octubre de 2019, el cartero sacudió la campanita de mi casa, en Lago Puelo. Traía un paquete pequeño. Lo recibió Analía, mi esposa. Antes de que asomara mi nariz por la puerta para ver si era "eso" que estaba esperando hacía algunos días, me anunció que eran los libros de la nueva edición de La verdadera historia del Ratón Pérez.
Esta vez fue Editorial Estrada S.A. quien se interesó en una historia que todo el tiempo me da satisfacciones y me pone en contacto con los lectores de cinco, seis y siete años. Y sus docentes. Y sus mamis y papis.
Leo Frino es el mago que ilustró la historia y que le agregó condimentos muy simpáticos, como que el Ratón es fanático del Racing Club. O que duerme en una cajita que tiene la leyenda "El Bolsón", pueblo vecino al mío.
En la página que está en este mismo blog, dedicada a los libros que escribí sobre el Ratón Pérez, publico un comentario precioso y generoso hecho por Ulises y los libros, un crítico de libros infanto-juveniles. El comentario apareció en Instagram y me encantó porque representa el espíritu de la historia y de mi intención al escribirlo y pubicarlo.
El libro editado por Estrada, como tal es muy simpático. Como el Ratón.
Lo veo viajando más y más lejos que las ediciones anteriores.
Porque el tamaño es más pequeño y la edición muy simpática y moderna.
Porque el Ratón no pierde vigencia.
Porque cada día creo más en la magia y en la inocencia. En la magia de la inocencia y en la inocencia de la magia.
Porque yo banco al Ratón.
Y a los millones de chicos -y sus mamis y papis- que creen en él y que se van a dormir con una ilusión preciosa.

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