La seguridad más frágil

Nos ocupa cultivar la sensación de seguridad que trae consigo el sentirnos dueños de, por lo menos, una verdad, aunque ésta no tenga nada que ver con la realidad. 

No nos importa si esta realidad fue construida a medida de nuestros gustos, necesidades, limitaciones, prejuicios, historia o, inclusive, talento artístico y no se ajusta a la realidad de los que nos rodean. Nos preocupa que sea nuestra y que garantice seguridad frente al Siempre Otro.

Alterar nuestra realidad o peor aún, nuestras verdades nos parece un crimen aunque estuviéramos forzados por la supervivencia emocional o biológica, inclusive.

Así de magníficamente frágiles somos cuando queremos.

Pero no me hagas caso. Escribo esto desde mi realidad creyendo que abordo una gran verdad capaz de convertir en ladrillo una nube. 


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