¿Qué te falta?

La distorsión es tan real como mi amor por ti – Hombres Encontrados
Todo el tiempo surgen preguntas.

Al menos a mí me ocurre eso. Sobre todo frente a temas que no tienen respuestas inmediatas.

Quizás algunos no las tengan. O tal vez yo no las quiera encontrar. A veces aparecen para confrontar certezas. Otras, para profundizar las dudas. Surgen porque sí y por qué no.

Por esto y por muchas razones más me asaltan las preguntas.

Como racimos algunas veces. Como francotirador otras.

En el texto que adjunto hay algunas.

¿Tendrás ganas de hacerte preguntas? Me pregunto.



¿Qué te falta?


¿Ya superaste el asombro, el desconcierto, las sospechas, las conspiraciones, el miedo?

¿Ya te organizaste para quedar encerrado una semana más y seguir pispiando por las pantallas, por las ventanas?

¿Ya te comunicaste con tus vivos? ¿Y con tus muertos?

¿Ya ordenaste la casa? ¿Ya te cansaste de cocinar? ¿Ya te aburriste de comer? ¿Ya te empachaste de ver comidas en las historias ajenas?

¿Ya te olvidaste de la gente que no tendrá para comer hoy? ¿No lo supiste?

¿Ya no te emocionan los chistes ni las cadenas? ¿Tampoco las selfies?

¿Te cansaste de jugar en la computadora? ¿De las maratones de películas y series?

¿Ya probaste clases de yoga, zumba, origami, idiomas, guitarra? ¿Te falta alguna?

¿Ya te aburriste de ser el reemplazo de los maestros de tus hijos? ¿Ya te diste cuenta de lo poco que sabés y de lo mucho que tu hijo tiene que aprender?

¿Ya te prometiste todo y les prometiste todo a ellos también para cuando todo pase?

¿Ya revolviste el pasado? ¿Ya miraste todas tus fotos viejas? ¿Te lavaste bien las manos para quitar ese polvo que se mete en tu alma?

¿Ya lloraste?

¿Ya te preguntaste por qué te pasa todo a vos y no te lo explicaste?

¿Ya descargaste tus peores miedos con los chinos? ¿Con los vecinos que viajaron al exterior cuando sabían del peligro? ¿Ya juzgaste y condenaste?

¿Todavía no encontraste a quién culpar?

¿Ya aplaudiste en el balcón y repudiaste en la cocina?

¿Ya te preocupaste por aquellos que tal vez no te piensan?

¿Ya te olvidaste de los que se preocupan por vos?

¿Ya llamaste al que sabés que está solo y nadie llamará en todo el día?

¿Ya perdiste el interés por vestirte bien porque no hay ojos que te observen más allá de la puerta de la casa?

¿Ya nadie te observa en tu casa? ¿Ya quisiste no haber tenido espejos nunca?

¿Ya no te interesan muchas cosas puertas adentro?

¿Ya te juraste que esto te enseñará muchas cosas y cuando todo termine, serás una mejor persona?

¿Ya te olvidaste de los juramentos?

¿Ya rezaste? ¿Ya meditaste? ¿Ya encomendaste? ¿Todavía insistís en esperar los cambios sin cambiar nada dentro tuyo?

¿Te incomodan estas preguntas? ¿Alguna más que otra? ¿Vas a averiguar cuál y por qué?

¿Ya te diste cuenta de que para salir primero hay que entrar?

¿Ya aprendiste a entrar?

¿Entraste? ¿Qué creés que te espera?

¿Qué te falta para hacerlo?



Ariel Puyelli

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me encantó! Mucho para rumear con la almohada....Gracias!

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    1. Sí, Clara. Y está bueno utilizar el tiempo para la introspección, para conocernos más y mejor. No sólo a nuestra familia y nuestra casa, sino principalmente o en primer lugar a nosotros mismos, sobre todo en circunstancias tan especiales como la que estamos pasando. Gracias a vos!

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  3. Hermoso...te ayuda a reflexionar un montón.. gracias...abrazo grande para usted y su señora..soy lucia alimaña de Alejandra..una de la picada..

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    1. Gracias, Lucía. Abrazos de Analía y míos con el recuerdo de esos días preciosos que pasamos junto a vos y al resto de las "alimañas" de la profe Ale.
      La picada... Ah, la picada!

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  4. Este largo tiempo de estar aislada ha sido para mí la oportunidad de comprobar que puedo estar en casa todo el tiempo y entretenerme igual. Me ha permitido saborear el tiempo, en realidad el contenido de ese tiempo que para muchos ha sido una pesada carga, para mi ha sido un desafío. He crecido espiritualmente, el diálogo con Dios y conmigo mismo, me ha traído mucha paz interior. Obviamente me preocupa y mucho lo que está pasando, más que nada por mis hijos que están lejos. Me entristece profundamente toda la situación y me pregunto que nos está diciendo Dios con esto. Se que el mundo necesita un cambio radical pero se que primero debemos cambiar nosotros y en eso estoy. Gracias Ariel por hacernos pensar

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    1. Gracias por tu comentario y tu testimonio, Beatriz. Esta estadía en casa -extraordinaria y maratónica, para muchos y habitual para otros, como yo- es una gran oportunidad para descubrir muchas cosas de nuestro interior y de los demás; sobre todo de aquellos con quienes compartimos el techo pero no siempre la convivencia en su sentido más literal. Coincido contigo en que los que queremos cambios primero debemos cambiar nosotros. Estemos en eso.
      Abrazos.

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